domingo, 28 de febrero de 2016

Toda una odisea...

Debo confesarlo, acabo de escribir la palabra odisea en google a ver si encontraba un sinónimo y ponerlo en esta entrada (ya saben, evitar el término que suene tan antiguo) pero no vi ninguno (solo entré al primer resultado que me apareció) pero en definitiva la definición que encontré me parece apropiada para lo que me ocurrió ayer, pero vamos por partes.
Lo destacado del momento en las noticias, es que murió un actor dominicano llamado Carlos Cámara, murió un escritor italiano Umberto Eco, las entidades de la ONU visitarán Venezuela para continuar las disputas por el Esequibo, el vicepresidente venezolano acudió a la Asamblea Nacional para dar el memoria y cuenta que le corresponde por este año y lo más importante ¡próximamente estarán en circulación los billetes de 500 y mil bolívares, ya deben suponer lo que eso significa. No tengo mucho tiempo disponible porque mi hermano necesita el computador para estudiar, así que me extenderé un poco sobre esto último en mi próxima publicación.
El lunes no entrené con Brayan como siempre, me dijo que no pudo ir a última hora lo que me hizo irritarme un poco con él, luego me explicó que su novia había pasado por una situación de emergencia así que la tuvo que acompañar al médico, así que hice el trabajo con mi madre. La arrastré un poco en los tramos pero ella es una dura jajaj eso lo sé, aunque ahora le están doliendo un pelín las piernas, pero para tener 52 años lo llevó muy bien.
Aún sigo leyendo la tercera parte de El tiempo entre costuras, ya va por la segunda guerra mundial en la que España también tiene su papel.
Ayer entrené por la mañana, un trabajo de trineo, carreras cortas y ejercicios de vallas. Por la tarde, Brayan me dijo que fuésemos al ginmasio juntos y que me esperarí a las 3:20 en la estación del metro maternidad. a eso de las 12:30 tomé un breve descanso que resultó ser ¡de una hora! No sé si he escrito que nosotros, las personas ciegas necesitamos llegar (o salir) al menos una hora antes de la pautada para lo que sea que uno hará por las colas que se forman para todo. Pues bien, contaba con escasos minutos para despertarme bien, bañarme, almorzar y salir de casa. a las 2:30 en un plan de emergencia, le dije a mi madre que me llevara al menos hasta el metro para acortar un poco el trayecto y que no fuese mucho lo que tendría que recorrer. La estación maternidad está en una línea distinto a mi zona de origen, así que antes de llegar debía estar en otra que hace transferencia a esa línea; dicha era Plaza Venezuela. Cuando llegué a Plaza Venezuela eran las 3:19, todo en orden, supuse que el tren de la otra línea no tardaría mucho en llegar, pero eso no fue lo que pasó.
Para hacer la transferencia, el operador que iba conmigo tuvo que esperar en una cola de gente que caminaba bastante lento. 3:21: al operador le llaman por el walkie-talkie y le dicen que por el andén que íbamos a esperar el tren aún no había llegado, que apenas estaba haciendo el recorrido de ida para regresar después. ¡bah mentira, eso es rapidito! Dijo más para sí mismo.
 3:22: llegamos al andén, mucha gente en la estación; tenía algo de impaciencia pero no dejé que eso me angustiara demasiado.
3:29: llegó el tren por fin, pero sabía que en un minuto no iba a llegar a maternidad, así que le escribí a Brayan para que supiera que ya estaba en la línea dos y que estaba en camino. Me dijo que no me preocupara, apenas él estaba saliendo de la empresa. El operador me ayudó a sentarme en el vagón, me relajé.
3:35: ¿por qué este tren no arranca? No había salido de la estación donde el operador me había dejado sentada, ya estaba empezando a mover la pierna, y Brayan ya había llegado a la estación donde nos bveríamos.
3:40: le paso un mensaje a Brayan para que sepa que sigo en zona rental y que es el tren que no quiere arrancar. Me respondió que si la cosa seguía así nos tendríamos que ir por terrestre.
3:48: se apagó el tren y la gente a mi alrededor comienza a quejarse. Cuando le pregunté al que tenía al lado qué había pasado, me dijo que se había ido la luz; dejé de ver la hora. Anunciaron por los altavoces que permaneciéramos en las zonas iluminadas del tren y que pronto se reanudaría el servicio eléctrico. Me quedé allí sentada pensando "¿pronto? Esto va para rato..." Sin embargo, luego de tres minutos el tren volvió a encender. Le comenté todo a Brayan para que supiera qué estaba pasando y porqué no arrivaba. Cinco minutos después arrancamos, pero a paso de tortuga o eso me pareció; cuando por fin anunció que estaba en maternidad y escuché el sonido de abrir las puertas, me levanté del asiento e intenté salir... sí, lo intenté y casi no lo logro ¡dios!!! me río al pensar en ello, de verdad creí que sería muy sencillo: me abrí paso entre la gente que estaba de pie en el vagón, con dos bolsos en la espalda ¡ah sí, olvidé decirlo! Ese día me llevé dos bolsos: uno para entrenar y el otro con la ropa y el computador para luego irme a la universidad. Todos decían ¡denle permiso a la chica! ¡permiso a la chica, que va a salir! Pero en vez de abrirme paso, sentí que se apretujaban más y tuve que empujar como una loca; el tiempo pasaba, los segundos para el cierre de puertas eran pocos y aún no había llegado a la salida. A fuerza de más empujones que me costaron una tira del bolso rota, avancé un poco más pero no sabía si estaba ya en la puerta, cuando una mano surgió desde afuera y me jaló con todas sus fuerzas. ¡Brayan, por fin! Le dije riéndome con ganas, a esas alturas me había resignado a no ver la hora y disfrutar de mi situación.
—bueno zora
—me dijo— Vamos a tener que devolvernos porque Richard me dijo que te había dicho a las 3:00 porque se tenía que ir a Maracai. —¡qué! Exclamé. Era cierto que había quedado con él a las 3:00, pero como Brayan me dijo para irnos juntos pensé que no habría problemas si llegaba una hora tarde. Al final solo troté 20 minutos en la UCV y le dije a mi madre que me buscara en el auto para ir a la universidad. Cuando estaba a medio camino me di cuenta que olvidé el bastón, llamé a Brayan para que me lo guardara y resultó que lo tenía él.
Menos mal que este blog tiene la opción de guardar las entradas como borrador porque el día que la comencé no la pude terminar. Este post en realidad es del martes pasado. Sé que prometí extenderme un poco más sobre la inflación y eso de los billetes, pero tengo un sueño espantoso y debo estudiar para una exposición que me toca el martes que viene pero antes de terminar les hablaré un poco de ayer. Fue un sábado agradable: la semana pasada, unos compañeros de la universidad me dijeron que fuese con ellos al recreo a tomar un poco en un local donde había karaoke pero ese día era la fiesta del cumpleaños de Cindy y no la quería desairar. Llegamos a su casa Germán (mi hermano) mi primo Leandro y yo a eso de las 8:00pm, nos relajamos un rato y lo pasamos muy bien; le quité el número de teléfono a una prima de Cindy a la que siempre veía en los velorios y le bromeé diciendo lo casual que era vernos en un momento feliz, le comenté que si alguna vez podríamos salir y hacer cualquier cosa. Ella me dijo que uno de sus hobbies era ir de picnic al parque con su novio o su hermano pequeño, lo cual me pareció agradable también, la chica me cayó muy bien. Salimos a eso de las 12:00 de la fiesta, mis padres nos fueron a buscar porque el lugar donde nos quedábamos es bastante retirado de mi casa. Antes de regresar, cenamos unas alitasde pollo en un restaurante cercano. Bueno me despido hasta otra ocasión. Saludos, Zoraya.
"Háblame, oh Musa, de aquél varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las
poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el ponto, en cuanto procuraba
salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria. Mas ni aún así pudo librarlos, como deseaba, y todos perecieron por sus propias locuras, ¡Insensatos!
Comiéronse las vaca del Sol, hijo de Hiperión; el cual no permitió que les llegara el día del regreso. ¡Oh diosa hija de Zeus!, cuéntanos aunque no sea
más que una parte de tales cosas." Inicio de La Odises

 
 
 
 
 
 

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