viernes, 30 de septiembre de 2016

Setiembre, Maracaibo y un revocatorio que parece cada vez más lejano

¡Buenas, muuuy buenas! Informo lectores constantes, que a partir del lunes que viene comienzo a ser vegana, justo el mismo día que me operaré para recuperar mi vista... ja-ja-ja! Eso no me lo cree nadie, ni yo. La verdad es que aprecio mucho los animales y detesto la forma en la que abusan de ellos, pero más que los animales adoro comer y es un placer para mi: amo la carne y pollo a la plancha, milanesa, el pescado sobre todo en filete y los huevos. Como la salchicha no me gusta mucho y tampoco el chorizo, puedo pasar de ambos pero la carne y el pollo no. Claro que puedo intentarlo por unas semanas o un mes pero no más, además el es difícil conseguir comida sin carne aquí en Venezuela por lo complejo que es buscar los alimentos; claro que proponiendo se puede todo, pero bueno pongámoslo como algo para hacer antes de morir. Bueno, a lo que vengo.

a pesar del miedo sembrado, muchos salimos a la calle


El jueves por la mañana mi padre y yo estábamos emocionados por la marcha que se hizo ese día y nos levantamos bastante temprano, lo primero que hice fue revisar el twitter. Algunos días antes noticias extraoficiales comunicaron la prohibición de venta de pasajes aéreos o terrestres hasta Caracas e incluso se habló de gente que caminó desde sus lugares de origen hasta la capital. Esa mañana del primero de setiembre ya el nacional informó sobre estancamientos en las avenidas principales y enfrentamientos breves de encuentro de manifestaciones; según supe, el oficialismo no saldría a la calle ese día pero oí que nuestro presidente los alentó a poner sonidos (canciones de Chávez, grabaciones de Maduro, entre otras cosas) no sé si para tapar nuestra protesta o algo así. Papá salió temprano a trotar mientras me vestía y cambiaba y luego salimos con mi madre (quien no quería ir) y mi hermano (que nos dejó luego de unos metros). Desde que salimos de mi casa para dirigirnos al punto de concentración, toda la carretera estuvo repleta de franelas blancas símbolo de la oposición. Me llevé una bandera de Venezuela y un pito, y todos íbamos gritando cosas como ¡revocatorio ya! Mi grito favorito fue ¡a mi no me mandaron, yo vine porque quise! Caminamos un aproximado de seis kilómetros pero a mi me pareció mucho más, en Venezuela es desde San Bernardino hasta el sambil de Chacao. Luego que llegamos y estuvimos un rato en el punto de concentración, teníamos mucha sed y hambre y deseábamos abordar un taxi para regresar a casa pero desafortunadamente ninguno nos quiso llevar porque supuestamente estaban trancadas todas las avenidas así que regresamos a pie. Almorzamos en un punto del camino y logramos llegar a casa a eso de las 2:30pm cansados pero satisfechos, la vibra fue excelente en todos los que estuvimos allí.
Recientemente, el CNE anunció que en octubre se recogerá el 20% de las firmas para el referendum pero por cada estado, y leí una noticia de la BBC que expresaba que a la oposición le parecen insuficientes las máquinas distribuidas a lo largo del territorio nacional para la colección, vi unos números que ahora no recuerdo pero lo vital es que cada vez es más evidente que el revocatorio podría ser a comienzos del 2017 lo cual indica la permanencia del gobierno oficialista en el poder, ya que el vicepresidente tomaría el "coroto". Sin embargo, hay dos cosas que me preocupan: la gente parece creer -y los dirigentes políticos afirman esa creencia- que el revocatorio debe ser este año. Los dirigentes políticos con el apoyo de los medios de comunicación crean esa matriz de opinión. No sé las consecuencias de que se efectúe en 2017, solo que el vicepresidente tendría que estar en el poder hasta que hayan nuevas elecciones en 2019. Lo segundo no lo recuerdo porque este post lo empecé a escribir la semana pasada, pero me preocupe cómo las matrices de opinión pueden convencer a las masas, cómo la mayoría no se preocupa por investigar y dudar de cuánto se les muestra o dice. En estos días leí un mensaje de facebook de un profesor Uruguayo que expresa su renuncia a dar clase de periodismo a muchachos universitarios, declaró cansarse de luchar contra los celulares, el whatsapp y el facebook. Me impactó un poco esa noticia y sentí lástima por ese profe porque los estudiantes no le prestaron casi atención y él manifiesta que hoy día a la gente no le interesa mucho estar informado, y que esta era es la de las tecnologías. Al final les dejaré las últimas palabras de esa carta. los títulos siguientes son acontecimientos personales que también quisiera compartir; si no desean leerlos, pueden comentarme qué tal les ha parecido la marcha del 1S y seguirme leyendo en otras publicaciones
Maracaibo

Mi familia es de Maracaibo estado Zulia en Venezuela, solo que mis padres me criaron en la capital. Siempre nos ha gustado viajar allá, de hecho ahora mis padres se medio arrepienten un poco porque aunque antes había más oportunidad de salir del país por vacaciones, nosotros siempre íbamos allá. En Maracaibo se escucha un género de música llamado gaita (pero gaita zuliana, no escocesa), que en toda Venezuela suele oírse usualmente en diciembre allá se oye todo el año. A mi padre y a mi siempre nos ha gustado escucharlas, cantarlas en vivo y hasta grabarlas en estudio. De hecho sé cantar desde que tengo seis años y ni idea de cómo aprendí.
Este año no habíamos podido ir por las múltiples ocupaciones que tenemos, así que fuimos la semana antepasada, fueron unos días estupendos, lo único malo es que viajamos en la camioneta de mi padre y no era muy agradable porque era imposible estirar las piernas. Cuando cruzamos el puente del lago de Maracaibo que es la entrada a la ciudad me sentí muy dichosa, como cuando alguien ve su tierra y de hecho se me hizo un nudo en la garganta. Nos recibieron con una calurosa bienvenida literalmente, porque en Maracaibo hace deeeemasiiiiaaado calor y ha hecho cada vez más calor con el pasar de los años.
Cuando llegamos por la noche (son ocho o nueve horas de viaje), me dolía un poco la cabeza por lo cansada que estaba y casi caigo dormida al instante. Al día siguiente ¡fui a entrenar, sí!!! En el polideportivo. Pensarán «¿cómo rayos puede levantarse y entrenar luego de semejante viaje???» Pues sí el deber llamaba: me levanté a las 5:20 de la mañana porque el calor comienza a eso de las 8:00 de la mañana, y literalmente el sol cubre todo el estadio y no deja nada de sombra por lo que uno tiene que hacer sus cosas temprano. Mi plan era estar en el estadio a las 6:30, pero por cuestiones de logística no pude así que llegamos a eso de las 7:00 con suficiente sombra para que alcanzara más o menos. No me pude llevar a Brayan, así que mi hermano tuvo que hacer los tramos conmigo con algunas dificultades por supuesto. Me tocó correr ese día cuatro veces 200 metros, y el cansancio fue mayor por la humedad. Antes de irme del estadio tuve que hacer vallas y ya el sol estaba en lo alto; luego desayunamos y acompañamos a mi padre a arreglar el auto, fueron las peores horas que pasé allá: el calor estaba en su máximo esplendor, hubo muchas moscas y era un sitio donde arreglaban cauchos con el humo y todo lo demás. Afortunadamente el día mejoró cuando fuimos por la tarde a casa de una tía llamada Marinelba y pasamos mi hermano y yo la noche allí, mucho mejor. Antes de irnos de Maracaibo, el sábado por la noche fuimos a un toque de uno de los grupos de gaita que más me gusta y es uno de los mejores del Zulia, el nombre de este grupo es maragaita. Estuvo excelente.
En una próxima entrada comentaré algo acerca de los juegos paralímpicos, y mi progreso en cuanto a los entrenamientos. Me duele la espalda. Los quiere, Zoraya.

«Llega un momento en que ser periodista te juega en contra. Porque uno está entrenado en ponerse en los zapatos del otro, cultiva la empatía como herramienta
básica de trabajo. Y entonces ve que a estos muchachos -que siguen teniendo la inteligencia, la simpatía y la calidez de siempre- los estafaron, que la culpa no es solo de ellos. Que la incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos. Que les fueron matando la curiosidad yque, con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más o menos lo mismo.

Entonces, cuando uno comprende que ellos también son víctimas, casi sin darse cuenta va bajando la guardia.
Y lo malo termina siendo aprobado como mediocre; lo mediocre pasa por bueno; y lo bueno, las pocas veces que llega, se celebra como si fuera brillante. No quiero ser parte de ese círculo perverso.»