sábado, 30 de septiembre de 2017

Corazón agridulce

Como el Tiramisú, postre a base de torta y café. Sé que suena un poco extraño, pero les aseguro que lo prueban y les gustará tanto como a mi. Bueno lectores constantes, en esta entrada pretendo contarles cómo he pasado estos días. Las calles se han enfriado por ahora, las elecciones regionales están a la vuelta de la esquina y Maduro pretende inventar otro billete de alta denominación como si con eso acabase con la inflación y pues como para ponerle la guinda a la torta, el país que se supone mayor exportador de petróleo del mundo se está quedando sin gasolina... En fin, de todo eso les comentaré en otra entrada para poder investigar mejor.
Para los que aún no me conocen o me leen por primera vez mi nombre es Zoraya Corzo, licenciada venezolana en comunicación social de 22 años, ciega total de nacimiento y atleta desde hace dos años, cantante, lectora enpedernida, curiosa por naturaleza y aspirante eterna a youtuber por no tener quién me ayude con las ediciones de los videos. Este blog lo realizo con la finalidad de plasmar experiencias, comentarios sobre mi país y reflecciones sobre mis fracasos y victorias, además contarles cómo vive una venezolana con discapacidad visual. Por si las dudas existen distintos grados de ceguera, la mía es total; no puedo ver en absoluto (colores incluyendo el negro, luz, sombra, bultos) nada de nada. ¡bueeh! Listo el resumen, les cuento que el primero del mes pasado (guíense por la fecha de publicación de esta entrada) defendí mi tesis de grado. Afortunadamente no hubo notas (15, 16 o 20) sino solo aprobado o reprobado. A mi me reprobaron, lloré como una Magdalena y tuve tan mala suerte que el único cuchillo con el que me quise cortar las venas no tenía serrucho... jajajajajajajajajajajajajajaja, no puede ser que se lo hayan creído. Nah, soy de las que piensan que un suicidio es la salida más cobarde de todos los problemas. Esa serie de ¿13 reasons why? pues para no decirlo tan mal, simplemente estoy de acuerdo con esta actriz
La verdad es que el jurado comentó que el trabajo estuvo limpio y brillante. Al comienzo de mi exposición me temblaban las piernas y tenía la boca reseca, pero con el tiempo fui tomando más confianza, me alegró muchísimo superar por fin esa etapa.
Para seguir con mi crecimiento como persona y comunicadora, estoy haciendo un taller de actuación llamado El Trabajo del Actor en los espacios de un municipio de Caracas: El Hatillo.

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El profesor de este taller, Samuel Medina me recibió con cara de terror y preocupación la primera clase. Y no era porque tuviese un tercer ojo, ni una nariz un poquito más ancha de lo normal o porque soy más pequeña que otras personas. La razón de su cara de pensativo, amigos y vecinos, es porque por primera vez en su corta carrera como profesor a sus 28 años, recibió a una chica con ceguera total. Me dijo que por qué no le avisé, que no fuese sola a las clases, que no sabía quién estaba a cargo de mí, que no tenía pedagogía para enseñarme, que se podía meter en un problema legal... he tratado de demostrarle a lo largo del curso que soy perfectamente capaz de estar con personas que ven y que mi meta es precisamente eso: romper paradigmas, y aún sigo en ello. La clase pasada lo noté un poco más relajado; le agradecí por eso, y él me dio las gracias por haber enriquecido su clase. También me propuso que estuviese con él en un proyecto, que si se concreta dejaré por estas páginas.

Lecciones de una rehabilitación

Como les dije soy atleta desde hace unos dos años, todos los días entreno desde las 6:40am hasta las 8:00am. Tres veces al día asisto a un centro de adaptación y readaptación para personas con discapacidad visual. No, no nos ponen electroshoks... es un espacio que consta de una sala de espera pequeña y cuadrada, con dos sofás en las esquinas más alejadas y unas seis u ocho sillas, separada del área de clases por una puerta de metal con vidrio. Allí nos dan herramientas para alcanzar la independencia como personas desarrollando los sentidos que nos restan, perfeccionando las actividades de la vida diaria como cocinar, planchar, la higiene, habilidades sociales, orientación y movilidad en espacios abiertos como la calle o cerrados, e incluso en el área de psicología a manejar nuestros sentimientos hacia nuestra discapacidad y nuestra escencia como personas.
Estoy allí hace unos dos meses aproximadamente, y les quiero comentar un incidente con uno de los participantes que me hizo aprender una lección como esas que te da siempre la vida:
«¿estás nervioso?» Pregunté. El chico se encontraba justo a mi lado, sentí cómo daba su pie contra el suelo repetidas veces, gesto típico de ansiedad, sin embargo los sonidos que hacía expresaban otra cosa pero no sabía definir qué era.
«Estoy emocionado». Me contestó, y siguió antes que le formulara la obvia pregunta. «por fin, me dejan ir al baño solo...» A ver... antes de que se les pase cualquier cosa por la cabeza, debo explicarles: cuando un participante ingresa al centro de adaptación y readaptación, comienza como les dije un proceso de independencia. Todas las personas con discapacidad visual venimos de distintos entornos sociales. Algunos son de muy bajos recursos, pueden o no contar con el apoyo familiar (esto es que acepten su discapacidad y nos brinden soporte para salir adelante), pueden pensar que nos apoyan siendo sobreprotectores, o pueden ser aceptados y apoyados totalmente como en mi caso. Pues bien, ese pasado viene con nosotros al momento de ingresar y el aprendizaje de cada participante es de ritmo distinto. Hay participantes que, incluso, nunca habían salido solos a la calle por lo que no tienen conocimiento de cómo actuar ante losobstáculos que estén en nuestro camino. Al no saber dónde están los salones de las clases, el cafetín o el baño, cuando comenzamos los profesores nos van a buscar a la sala de espera o si queremos comprar algo para comer o ir al baño, pedimos ayuda a la trabajadora social. Con el tiempo y según el aprendizaje del participante, la profesora de orientación y movilidad nos va enseñando a desplazarnos por todas las áreas del centro, al cafetín, un comedor y una clínica que está saliendo justo en diagonal hacia la derecha. Para un participante que nunca ha salido sin ayuda así sea hasta la esquina (e incluso a los que nos hemos movido un poco más lejos) un logro por pequeño que sea nos hace sentir orgullosos. Y es que si lo piensan bien se requiere de valentía para enfrentarte a unas calles en tan mal estado como las de Venezuela con solo un bastón, sin contar la falta de cultura que tienen algunos en cuanto a las personas ciegas ya sea atravesando motos, kioskos o puestos de venta informal en las haceras, agarrándote el bastón cuando vas andando, sujetándote el brazo con firmeza exagerada como si te fueses a caer, desviándote de tus puntos de referencia sin querer... muchas de estas personas tienen interés sincero en querer ayudarnos pero repito, el problema es la falta de cultura. Para eso estoy aquí, enseñarles a los que pueda.
Cuando el chico hizo ese comentario no supe qué decir (que ya es muuucho jeje) comenté esto con los demás profesores. Una de ellas me dijo que en efecto su situación es un poco difícil, sus padres son algo sobreprotectores, nació ciego y es de bajos recursos pero que sin embargo ellos (y yo también) nos sentimos motivados por su actitud de querer salir adelante. Esa experiencia me dio a entender más que los comentarios de quienes me rodean que debemos valorar lo que tenemos sea mucho o poco y pedirle a Dios, quienes creemos en él, por esas personas que necesitan tanto de su mano.

antes de irme...

Deseo decirles algunas particularidades sobre mí para que me conozcan un poco mejor, abrirles mi mente... esta será una sección un pelo más personal.
Soy una chica de 22 años bastante pequeña. La semana pasada de esta publicación mi medida fue de 1,52CM, algunos se han burlado de eso jugando, otros en serio y me he reído con ellos naturalmente. Lo que sí me incomodaba un poco y he conversado con la psicólogo del centro, es sobre los problemas para aceptar mi apariencia. No me refiero al tamaño sino a mi tez un poco aniñada, mi falta de pechos y retaguardia jaja. Me muevo en un entorno sobre todo en el atletismo, donde mujeres y hombres son bastante corpulentos y yo no es que esté totalmente plana; tengo las piernas torneadas, sin embargo no tengo tanto como las demás. Por otro lado, soy de las que creen en la belleza natural; es decir, nada de operaciones para la nariz, los glúteos o los pechos por mera estética aunque no critico a quienes tienen el dinero y las ganas para hacerlo. En el centro he aprendido también que, a pesar de uno ser ciego no debería descuidar su arreglo personal lo que debería ser algo obvio, pero muchos no aplicábamos porque no nos importaba. Este cambio de actitud me ha tomado tiempo, y el aceptarme también. Quienes me conocen se han dado cuenta de este cambio y me han felicitado, yo también me siento distinta. Les escribo sobre esto, lo que me pasaba y cómo me siento ahora para que tomen conciencia que si uno realmente se lo propone puede hacer las cosas, solo es cuestión de actitud.
Me gusta aferrarme a los buenos recuerdos del pasado. De hecho, tengo una lista de reproducción en youtube que se llama canciones favoritas Zoraya Corzo, si la buscan sabrán de qué les hablo. Muchas de esas canciones me traen memorias de cuando era más pequeña, cómo solíamos salir en familia cuando los visitábamos más seguido porque ellos son de una ciudad distante a donde vivo, Maracaibo. Hay quienes dicen que soy una chica inteligente, aunque yo solo trato de estar al día con las cosas pues todavía me falta muchísimo que aprender. Por ejemplo, un man acaba de contar un chiste por un grupo de whatsapp en este mismo momento que les escribo, sobre un iPhone X al que un niño le rompió la pantalla y por eso lo estaba regalando. Al final se refirió al niño y no al teléfono, pero yo le contesté: «ese iPhone no ha salido todavía, sino el 2 o 3 de noviembre así que no pudo haberle roto nada jajaja» y me dice: «Zoraya, ¡no es posible que lo sepas todo!» Y yo así como que solo leí la nota de apple... bueno. Además de escribirles por acá me encanta leer, caminar, comer, correr y hablar... dicen que hablo demasiado; soy curiosa y alegre, el problema es que tengo una lengua muy afilada. Casi nunca tengo reparos en decir lo que pienso de una persona o de una situación en cualquier momento, lo cual puede ser inoportuno sobre todo porque no todos reaccionamos igual a lo que se nos dice, también estoy trabajando en eso con la psicólogo. Soy como les dije atleta hace poco más de dos años, un día de entrenamiento me hace sentir tan bien e incluso mejor que comer una barra de snikers, mi chocolate favorito. Las pruebas que hago son 100 y 200 metros planos, y si se preguntan cómo es que hace una ciega para correr, se los diré en el próximo post Me encanta leer sobre todo libros de suspenso y periodismo de investigación como Sangre en el Diván de Ibéyise Pacheco o El Prisionero Rojo, sin embargo me siento más atraída por las novelas de Stephen King, de quien me he leído unos 11 u 12 libros. Créanme, se puede hacer y es mucho más sencillo con un lector de pantalla.
Dicen que canto bien y de hecho me gusta la música. No sé si es porque tengo el oído más desarrollado que otras personas, pero cuando me gusta una canción en particular me deleito en cada nota, acorde, armonía del teclado y escucho la suavidad de cada instrumento por separado. En estos meses se me ha pegado muchísimo una canción, al punto en que no pasan al menos tres días sin que la escuche El piano y la voz de esa mujer me parecen relajantes, y la letra me hace recordar la sensación que tengo cuando estoy enamorada. Ahora no lo estoy naturalmente, pero es agradable identificarme con la letra y enbeberme de su melodía, esa nota sostenida... Sin embargo el primer lugar, mi canción favorita es esta, por su letra tan hermosa: considero que soy feliz por lo que tengo y afortunada por haber sido criada con principios y valores que están en mí al momento de tomar decisiones. Le doy gracias a Dios por todo casi todos los días; quiero también tener hijos alguna vez, siempre y cuando la vida me de las suficientes experiencias para poder criarlos con responsabilidad.
Finalmente, deseo decirles dos cosas que me gustaron de la infancia y que aún me gustan, espero no me juzguen: Lo primero es que a pesar de tener casi 23 años me encanta montarme en los columpios; amo la brisa que me da en el rostro, alborotándome el cabello al momento del balanceo y escuchar música sobre todo con los audífonos puestos hasta que se me revuelve el estómago y tengo que bajarme.
Lo segundo, es que una serie que solía escuchar nunca la he olvidado y todavía de vez en cuando vuelvo a escucharla. La protagoniza una actriz Mexicana que se llama Eiza González y la serie se llama sueña conmigo, la canción de tu vida. Sé que está escrita para un público de infantil a adolescente, pero me identifico mucho con el personaje que le dieron a Eiza; me deleito en todas sus canciones y disfruto mucho casi todos los capítulos. De hecho, pienso que México tiene una comida, una cultura y un arte estupendos, por eso es un país que deseo conocer antes de los 30 igual que España por sus facilidades en cuanto a las personas con discapacidad.

Bueno lectores constantes, creo que les he dicho bastante sobre mi. En una próxima entrada ahondaré sobre las elecciones regionales y el atletismo para personas con discapacidad visual. Los quiere, Zoraya.
«Si te das cuenta de que todas las cosas cambian, no hay nada con lo que te querrás quedar. Si no temes la muerte, no hay nada que no podrás conseguir.»-Lao
Tzu