domingo, 21 de febrero de 2016

una máquina de escribir reventó mi destino...

Papá ya nos habla a mi madre y a mi, ayer ocurrió una especie de arreglo entre ellos y a mi me ha vuelto a hablar casi con normalidad. El día de hoy ha transcurrido tranquilamente, esta mañana salí a trotar un rato con mi madre y cuando regresamos, de camino paramos en un súper mercado a comprar algunos productos básicos, nos habíamos puesto en la cola que se veía más corta pero ¡vaya sorpresa!!! Justo a esa caja le hicieron un corte cuando nos faltaban pocas personas para pagar (un corte es cuando retiran todo el dinero que haya en esa caja y comprueban cómo van las ganancias) tuvimos que esperar casi media hora, estábamos agotadas pero pudimos traer lo que hacía falta. Ya en casa, le dije que leyera un artículo de un periodista famoso llamado Leonardo Padrón que escribió el domingo pasado, se llama un problema tonto, que cuenta el testimonio de una estudiante de ingeniería en petróleo que, digamos que estaba en el lugar y momento equivocados cuando la pusieron presa. Resulta que la mañana de un día de agosto (no recuerdo la fecha exacta) Una zona llamada Cayo Sal en el estado falcón, fue visitada por una ministra de turismo y esposa de uno de los políticos con mayor poder en Venezuela, nada más y nada menos que Diosdado Cabello; dicha ministra, estaba acompañada por una gobernadora, no recuerdo su nombre. Pues bien, ellas fueron recibidas con burlas y abucheos por parte de los temporadistas. Es una zona turística parte de un parque nacional de nombre Morrocoy, lo más destacado de este parque son sus hermosas playas, que no he tenido aún oportunidad de conocer. En palabras suyas, distintos ángulos mostraban un gesto colectivo que nadie planeó, solo el "cansancio de un país vejado". Joselyn Prato, la estudiante, tenía una hora y media de haber llegado a una playa de esa zona cuando la esposaron y en la cárcel sufrió muchas humillaciones y maltratos por parte de las reclusas y los militares, sobre todo del capitán. aquí les dejo el artículo para que lo lean: http://www.el-nacional.com/siete_dias/problema-tonto_0_793120737.HTML
Hablando de otra cosa, ayer mi madre y yo fuimos a una librería del www.centrodeartelosgalpones.com que se llama calathos, para nosotras fue espectacular: tiene un ambiente relajado, los libros de allí se pueden hojear casi todos, hay muchos muebles cómodos y mesas donde puedes sentarte y tomar un café o un pastel mientras disfrutas de la lectura, además cuenta con una terraza. Tuvimos la suerte de presenciar por primera vez el bautizo de un libro de un autor que resultó ser un doctor también, llamado Abel Poleo, que escribió dos cuentos sobre aprender a convivir a convivir con personas que estén enfermas de vitíligo o VIH, ya que este tipo de personas suelen ser rechazadas por la sociedad.
Bueno dejándome de rodeos, dije que escribiría hoy para hablar de un libro que estuve leyendo y que aún no he terminado, el tiempo entre costuras de María Dueñas: cuenta la historia en primera persona de una madrileña llamada Sira Quiroga, criada por una madre soltera en un barrio humilde. Esta chica pasa por una desgracia: el hombre del cual se enamoró era un estafador que le robó unas joyas que le dio su padre a Sira, además la hizo salirse de su país de origen con la promesa de un negocio que les abriría puertas, y la abandonó dejándole el corazón destrozado y una deuda enorme del hotel donde se estaban quedando. Sira, con un hijo en camino intenta huir como puede cuando vio la nota que le dejó el hombre cuando se fue, resulta desmayada y cuando despierta está en una clínica, donde la visita un comisario que le pone al tanto de lo ocurrido. Desesperada en un país que no conoce y además sin dinero para saldar su deuda con el hotel, decide quedarse en una pensión que le ayuda a conseguir el comisario y le dice a la dueña de esa pensión que Sira deberá quedarse gratis por un tiempo hasta que pueda trabajar y conseguir dinero para ganarse la vida y ahorrar para pagar el hotel. La dueña, Candelaria, se hace amiga de Sira y, cuando la ve coser alguna ropa que encontró por allí, se sorprende de su talento con las manos y decide ayudarla a abrir un taller que al mismo tiempo le servirá de apartamento alquilado, en ese apartamento transcurre su historia. Entre sus pocas amistades, destaca una que me conmovió mucho a pesar de no ser real, se trata una de las primeras clientas de Sira, Rosalinda Fox, una chica que se mudó de la India cuando era pequeña y vivió en Inglaterra: al principio nos da la imagen deuna chica que siempre parece tener e ir donde quiere y que no le han faltado oportunidades para vivir la vida que desea. Pero a medida que tiene confianza con Sira se descubre a una Rosalinda más cercana a lo humano. Bueno, por allí voy, disfrutando del libro ya por su tercera parte. Los quiere, Zoraya.
«En el humilde territorio de mis preocupaciones sólo tenían cabida un puñado de miserias cercanas que casi podían contarse con los dedos de una mano: un amor traicionado, una deuda por pagar y un gerente de hotel poco comprensivo, el diario faenar para levantar un negocio, una
 patria llena de sangre a la que no podía volver y la añoranza de una madre ausente». El tiempo entre costuras

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