lunes, 1 de agosto de 2016

Un pequeño recuento II

¡buenas noches!! Esta será una entrada que publicaré también en mi twitter, por lo que me gustaría que quienes aún no tienen mucha idea de quién soy poder presentarme.
Mi nombre es el que ven blog :) al momento de escribir esta entrada tengo 21 años de edad, nací un 04 de diciembre de 1994, una fecha no muy lejana si tenemos en cuenta lo rápido que pasa el tiempo en el mundo últimamente.
Soy ciega desde que nací, y estoy en la recta final de terminar mis estudios de comunicación social en la universidad católica santa rosa, tengo que presentar mi anteproyecto de tesis a eso de septiembre el cual tratará (si me la aprueban) sobre el atletismo para personas con discapacidad.
Soy atleta de alto rendimiento desde hace un año. Mi entrenador era Richard Torrealba que representa al estado Aragua, pero dejé de entrenar con él porque mi padre y él no se ponían de acuerdo en la manera en la que me debía entrenar y yo sentía mucha presión de ambas partes (de mi papá sobre todo) así que decidí buscar mejores horizontes; claro que después de estar con otra entrenadora cuyo nombre es Elena y también trabaja con personas con discapacidad, me sentí un poco diferente porque ella está un poco más pendiente de mi a pesar de que su plan de entrenamiento es parecido al de Richard, lo que cambia es que por lo menos cuando estaba con Richard él también entrena a otra chica con discapacidad llamada Irene, que tiene ya casi 11 años como atleta de Richard. Ellos estuvieron casados por un tiempo y ahora están separados, pero en los entrenamientos (muchos coinciden conmigo) Richard le prestaba más atención a ella que a los demás atletas; no digo que no estuviese pendiente de nosotros, solo que no lo suficiente.
Sin embargo a Richard le tengo un sincero cariño y respeto por sus conocimientos empíricos acerca del atletismo, él fue quien me empezó a entrenar un 20 de abril del año pasado. Tengo apenas una semana entrenando con Elena (también la llaman la rusa), y de verdad que es distinto.

Por otro lado mi guía (la persona que debe correr conmigo en las competencias) se llama Brayan Torrealba, con quien llevo entrenando desde el 25 de enero, entrenamos todos los días juntos. Por un tiempo él se alejó de mi porque necesitaba trabajar para llevar comida y víveres a su casa, pero ahora mi padre le paga por semana y eso está genial para ambos. Brayan tiene 21 años como yo así que solo chocamos por el signo, como dice él. En entradas anteriores he escrito sobre Brayan.
Trabajo como una especie de comunity manager, le ayudo a mi padre con la publicidad de su pequeño consultorio a través de las redes sociales, mi padre es médico y mi madre, abogado.
ambos trabajan en un consultorio que se especializa en terapias del dolor, lesiones en deportistas, masajes manuales y con máquinas, depilaciones y limpiezas faciales, además por ser médico tiene autorización para colocar plasma rico en plaquetas a mayores de 30 años, con el propósito de regenerar las células del cuerpo y dar mayor longevidad.
Tengo un hermano pequeño llamado Germán Moisés, que tiene 17 años (así que es la edad en la que los chamos andan un poco rebeldes, ¡típico de adolescentes!), acaba de graduarse de bachillerato y desea estudiar medicina para escoger el camino de su padre y tener mejores ingresos.
Este blog lo escribo para recopilar mi día a día, mezcla de vivencias y emociones. He hablado (y seguiré hablando) sobre los libros que he leído, los aconteceres de mi país Venezuela y cómo me desenvuelvo como persona ciega y lo que eso me conlleva. Naturalmente si quieren saber más sobre mí, siéntanse libres de explorar todas mis entradas. Mañana debo ir a la estación del metro "gato negro" para hacer una cola con Brayan, porque como en los establecimientos se compra con el final del número de tu tarjeta de identificación y el mío termina en 3 así que mañana es el día, debo dormir ya que escribí esta entrada un poco tarde, y parte de un buen entrenamiento consiste en descansar. Hasta otra ocasión; los quiere, Zoraya.
«Nunca le cuentes tus problemas a otro. Al 20% no les importa y el otro 80% se alegran de que los tengas». Lou Holtz

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